definición proactividad
ejemplos proactividad
proactividad
significado proactividad
Stephen Covey
Proactividad = Responsabilidad + Iniciativa
Hoy vamos a hablar sobre proactividad. Un término muy muy utilizado en los últimos años, en los blogs sobre emprendimiento y desarrollo personal, en las descripciones de rasgos y competencias deseables para cubrir un puesto de trabajo, y en muchos otros sitios.
¿Qué significa ser proactivo?
La RAE define a una
persona proactiva como aquella que toma activamente el control y decide qué
hacer en cada momento, anticipándose a los acontecimientos.
Nosotros vamos a profundizar en lo que significa ser proactivo desde la perspectiva planteada por Stephen Covey en Los siete
hábitos de la gente altamente efectiva. Desde mi punto de vista, uno de los libros de desarrollo personal
y profesional, más rigurosos y completos que se han escrito.
La proactividad es precisamente el primer hábito de las personas altamente efectivas, en el que se
fundamenta el desarrollo de los otros seis hábitos.
Tal y como lo plantea Stephen Covey, proactividad significa que las personas somos responsables de nuestra propia vida y que podemos tomar la iniciativa.
Implica entender que nuestra conducta depende principalmente de nuestras decisiones, no de nuestras condiciones.
Implica entender que nuestra conducta depende principalmente de nuestras decisiones, no de nuestras condiciones.
Para ello, los seres humanos podemos subordinar los sentimientos a los valores, porque el
comportamiento proactivo se basa precisamente en valores, más que en sentimientos o condiciones externas.
Esto no quiere decir que debamos ignorar o reprimir nuestros
sentimientos continuamente. En absoluto.
Sin embargo, tenemos la posibilidad de anteponer nuestros valores a nuestros
sentimientos o estados de ánimo, especialmente cuando estos últimos son destructivos o limitadores.
Podemos hacer cosas
constructivas, aunque nuestro primer impulso sea distraernos o vaguear. Y
quiero aclarar que cuando digo vaguear, no me refiero a relajarse o descansar
cuando es lo necesario.
Dos ejemplos de proactividad
Imaginemos que nuestros valores nos
impulsan a realizar un trabajo de calidad, ya sea redactar informes o atender con amabilidad a nuestros clientes.
Cuando decimos que una persona proactiva basa su
comportamiento en valores, quiere decir que si para ella es importante realizar
el trabajo de la mejor forma posible, lo hará a pesar de que las condiciones
externas no sean las más idóneas.
Tal vez, no sea lo que más le apetezca en ese momento, pero
sabe anteponer sus valores (esforzarse por realizar su trabajo correctamente) a
sus apetencias del momento (ver la televisión) o estados de ánimo (hoy estoy un
poco desganado).
Una persona reactiva
realizará el trabajo en función de sus sentimientos y apetencias. Los días que se sienta bien, lo hará bien,
y los días que se sienta mal, lo hará mal o no lo hará.
Otro ejemplo, supongamos que uno de nuestros valores prioritarios es mantenernos en buena forma física.
Si para nosotros es importante realizar ejercicio, y nos hemos comprometido a
caminar o montar en bici tres días a la semana, una persona proactiva saldrá a ejercitarse (valor prioritario), aunque
haga frío (condiciones desfavorables) o esté un poco cansada (estado de ánimo).
Da igual que le apetezca más quedarse en casa viendo una
película. Una persona proactiva, se pone
las zapatillas y sale a ejercitarse. Una persona reactiva, por el
contrario, se guiaría por sus sentimientos, apetencias, estados de ánimo o
circunstancias y únicamente haría deporte los días que hace buen tiempo, no
está cansada y no le tientan otras distracciones.
En este sentido, desde el punto de vista de la proactividad,
tenemos la iniciativa y la
responsabilidad de hacer que las cosas sucedan. A base de motivación, de fuerza de voluntad o de una combinación de
ambas, pero tenemos la responsabilidad de hacerlas.
La proactividad es responsabilidad e iniciativa
Nuestra naturaleza básica consiste en actuar, no en que se
actúe sobre nosotros. En tomar decisiones, no en que nos digan qué hacer,
cuándo, dónde…
Hay personas que esperan que suceda algo o que alguien se
haga cargo de ellas. Pero las personas
a las que les va bien la vida, y consiguen aquello que se proponen, son proactivas.
Personas que son soluciones
para los problemas, y no problemas ellas mismas. Que toman la iniciativa de
hacer siempre lo que resulte
necesario y finalmente realizan la tarea de acuerdo a principios correctos.
Como dice Stephen Covey, la diferencia entre las personas que toman la iniciativa y
las que no lo hacen equivale literalmente a la diferencia entre el día y la noche.
Hace falta iniciativa
para desarrollar hábitos efectivos. En todos los casos, es uno mismo quien tiene la responsabilidad
de actuar. Si esperas que los demás actúen sobre ti, actuarán sobre ti. Y las
consecuencias en cuanto desarrollo y oportunidades dependen de que sigas
una u otra ruta.
Por eso, te animo a que poco a poco, vayas asumiendo la
responsabilidad de hacer las cosas que necesitas hacer, para que de aquí en
adelante la vida te vaya un poco mejor.
Sé que es mucho más
fácil decirlo, que hacerlo. Pero se
empieza poco a poco. Asumiendo pequeños compromisos y cumpliéndolos.
En ocasiones, los libros y blogs sobre desarrollo profesional, muestran retratos idealistas de personas perfectas.
Pero no te agobies, a la hora de la
verdad, todos somos de carne y hueso.
Así que empieza poco a poco, planteándote pequeñas metas, asumiendo pequeños compromisos y día a día
irás convirtiéndote en una persona más proactiva.
¿Quieres seguir aprendiendo? Puedes leer el siguiente post sobre la proactividad o leer el artículo que Alejando Prado publicó en El País, sobre la vida y obra de Stephen Covey.
Y por último, recuerda: ¡Aprende, Actúa, Avanza!
Y por último, recuerda: ¡Aprende, Actúa, Avanza!
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