6 preguntas para rendir mejor según Peter Drucker
mayo 31, 2017¿Rindo mejor como asesor o como tomador de decisiones ? ¿Trabajo mejor en solitario o en equipo ? ¿ Aprendo tomando notas, escucha...
¿Rindo mejor como asesor o como tomador de decisiones?
¿Trabajo mejor en solitario o en equipo?
¿Aprendo tomando notas, escuchando a otros o escuchándome a mi mismo?...son algunas de las preguntas que necesitas hacerte para situarte en una posición que te permita sobresalir a medio y largo plazo.
Es obvio que las personas al tener distinto carácter,
personalidad, habilidades…obtienen resultados de forma diferente.
Pero lo curioso es que muchas veces no sabemos cómo obtenemos
resultados nosotros mismos, y eso nos impide potenciar “nuestras formas de
trabajar” productivamente.
Para averiguarlo, Peter Drucker propone hacernos seis
preguntas.
6 preguntas que necesitas hacerte para rendir mejor
Ya decía Tony Robbins que la calidad de tu vida depende de la calidad de las preguntas que te haces.
Pero normalmente evitamos hacernoslas, porque nos obligan a pensar, a encontrarnos con nuestros puntos débiles y vulnerabilidades.
Es más fácil y cómodo seguir en piloto automático instalado en la rutina. El problema es que entonces no mejoras, y si lo haces, se debe a un golpe de suerte, que difícilmente se replicará en un futuro.
Por eso hoy, te traigo séis preguntas que Peter Drucker recomendaba hacerse a uno mismo, respecto a cómo se desempeña cada uno.
1. ¿Soy lector u oyente?
A su nivel más básico, actualmente en los países occidentales,
casi todo el mundo sabe leer y escuchar. Son habilidades que se enseñan en la
escuela.
Posteriormente, continuar desarrollándolas depende de uno
mismo. ¿Cómo? Practicando.
A este respecto solo puedo recomendarte que trates de leer
buenos libros sobre los temas que te interesen y que intentes escuchar más. Y
escuchar no es oír. Es prestar atención y tratar de entender sinceramente a la
otra persona.
Stephen Covey, lo explica muy bien el quinto capítulo de su
libro Los siete hábitos de la gente altamente efectiva, titulado Procura
primero comprender y después ser comprendido.
Lo fundamental es saber en qué somos especialmente buenos:
¿leyendo o escuchando? Si es que lo somos en alguna de las dos. O al menos, qué se nos da aceptablemente bien.
Vale la pena reflexionar en torno a esta afirmación del
autor:
“Muy pocas personas saben siquiera que hay lectores y hay oyentes, y que muy poca gente es ambas cosas. Son menos aún los que saben qué son ellos mismos”.
2. ¿Cómo aprendo?
Relacionada con la primera pregunta se encuentra también la
segunda, ¿cómo aprendo?
Puede ser que aprendas tomando notas informales, escuchando a
otros, escuchándote a ti mismo oyéndote hablar, escribiendo y redactando en
profundidad, actuando y moviéndote...
3. ¿Trabajo bien con otras personas o soy un solitario?
Una vez más no se trata de decantarse únicamente por una de
ellas. En la mayoría de los casos nadie podría elegir únicamente una de las
dos.
La clave está en saber, si tiendes más hacia un lado o hacia
el otro. Porque difícilmente podrás ser efectivo a largo plazo, si tienes un
perfil muy marcado en alguno de los dos extremos y te sitúas justo en el otro.
Yo por ejemplo, me siento bien en entornos que me permiten
combinar ambas. Y curiosamente me cuesta adaptarme a los sitios donde me
privan, en exceso de alguna de las dos.
Me produce mucha frustración estar rodeado de gente, cuando
necesito tiempo en solitario para leer, escribir o pensar. Pero también me
gusta hablar, intercambiar ideas y trabajar en equipo, por lo que los trabajos
solitarios, tampoco sacan lo mejor de mí. Necesito un equilibrio entre ambas,
mi proporción idónea está en torno a 60% del tiempo en solitario y 40% en equipo.
Por el contrario, en los últimos años he trabajado con mucha
gente que parece estar fuera de su zona cuando no realiza un trabajo que se
decante marcadamente hacia uno de los dos extremos (solitario o en equipo).
Y
evidentemente, todos necesitamos adaptarnos a las circunstancias en muchos
momentos de nuestra carrera profesional, y tratar de rendir lo mejor posible en
contextos distintos a nuestro ideal.
Pero de cara a orientar nuestra carrera a largo plazo, Peter
Druker nos invita a reflexionar más sobre el contexto en el que podríamos
rendir más.
Porque la capacidad de adaptación está muy bien, y es necesaria
cuando la situación actual difiere mucho de la ideal. El problema es que si ni
siquiera tenemos una ligera idea de cuál sería la ideal, es imposible que nos
podamos ir encaminando hacia ella, cuando vayamos tomando decisiones
profesionales.
4. ¿Trabajo bien en un entorno estresante o más tranquilo?
Es cierto que desde que Peter Drucker escribió su obra han
cambiado muchas cosas.
Hoy en día todo tiende a ser más rápido, los cambios más
veloces y a menudo más imprevisibles. Pero todavía sigue habiendo grados.
Las personas que trabajan en bolsa o en la unidad de cuidados
intensivos de un hospital, están sometidos a unos niveles de estrés muy
elevados. Otros trabajos, sin embargo, permiten un ritmo menos exigente.
Desde mi punto de vista, aquí la clave es entender que
partiendo de la base de que en términos generales la vida se ha acelerado,
siempre habrá sectores y profesiones en los que el pedal se pisa hasta el fondo y que generan
mayores niveles de estrés, especialmente si no hemos desarrollado previamente
hábitos de productividad personal.
En líneas generales ya sabes que te recomiendo habitualmente un libro para iniciarte en este
campo. Organízate con Eficacia de David Allen.
Aprender el método GTD y comprometerte con su implantación
puede llevarte algunos meses (para hacerlo a un nivel aceptable) y varios años
para utilizarlo de verdad (incorporando todos los hábitos, no solo los que
te resultan más fáciles o te apetecen más).
Aun así, y aunque desarrolles competencias básicas en el
campo de la productividad personal, es bueno que te preguntes si respondes bien
en entornos con cambios extremos, rápidos e impredecibles.
Por ello, si tu perfil profesional no se lleva bien con los cambios extremos, tal vez debas buscar uno con cambios más moderados. Ya que los entornos estables están desapareciendo, intenta desarrollar a un nivel aceptable tus competencias de efectividad y adaptarte al menos a un ritmo de cambio moderado.
Aquí la clave para sobrevivir, cómo en tantas otras cosas es que te encuentres al menos un poquito por encima de la media. Eso no es muy estimulante, ni te permitirá brillar, pero al menos te ayudará a sobrevivir, porque la sociedad tampoco puede cambiar a un ritmo mucho más rápido de lo que lo hace el ciudadano medio. Por lo que si te esfuerzas un poco, seguirás a flote.
5. ¿Te desenvuelves mejor en una organización grande o pequeña?
Hay personas que funcionan muy bien en empresas o
instituciones pequeñas, en las que todo el mundo se conoce y otras que rinden
mejor en grandes organizaciones.
Las habilidades comunicativas y políticas, entre otras, son
distintas en cada caso. Muchas personas han pasado de tener éxito en una gran organización
a fracasar en una pequeña, y viceversa.
¿Tú dónde crees que rindes mejor?
Si tienes varios años de experiencia y has pasado por
distintas organizaciones, al echar la vista atrás, ¿dónde crees que has sido más
efectivo?
Si eres muy joven y estás iniciando tu carrera, tal vez te resulte difícil responder a esta pregunta, pero posiblemente tendrás al menos una intuición de dónde
sientes que puedes aportar más. Si no la tienes no te preocupes. El tiempo te dará pistas.
6. ¿Produces mejores resultados como asesor o como tomador de decisiones?
Hay personas que son grandes tomadores de decisiones. Las
toman rápido y con soltura.
A un nivel básico, esta habilidad debemos desarrollarla
todos. Porque como dice Francisco Alcaide, no puedes estar rumiando las
decisiones constantemente y cuándo eliges no decidir, también
estás decidiendo. Concretamente estás decidiendo no hacer nada, en lugar de
cambiar aquello que sientes que no funciona.
Pero más allá de entender esta idea y de desprenderse de la
mala costumbre de darle mil vueltas a las cosas y rumiarlas en exceso,
pregúntate: ¿Soy bueno tomando decisiones? ¿Me siento cómodo? ¿Es mi punto
fuerte?
Hay personas que funcionan mejor como asesores, porque su
punto fuerte es pensar, enfocar y analizar. Pero luego no rematan bien, no se
sienten cómodos tomando la decisión final.
Son profesionales muy necesarios porque proporcionan una
perspectiva y un punto de vista imprescindible a los grandes tomadores de
decisiones. Sin ellos, éstos últimos tampoco harían bien su trabajo.
Como dice Peter Drucker,
"Ésta es la razón por la que el número dos de una organización a menudo fracasa cuando asciende al cargo máximo. Éste requiere a una persona que tome decisiones"
Por ello, cuando el asesor “se
convierte en el número uno, fracasa. Sabe cuál debe ser la decisión, pero no
puede asumir la responsabilidad de tomarla”.
Más allá de que socialmente este más reconocido un rol u
otro, y siendo prácticos, pregúntate:
¿Tú en que rol te sientes más capaz?
Reflexión final
La consideración final que cabe hacerse al respecto, en
relación a estas seis preguntas que hemos visto hoy es la siguiente.
Está claro que a largo plazo podemos esforzarnos por
desarrollar nuevas habilidades y por corregir debilidades que lastren excesivamente nuestro rendimiento. Tratar de mejorar siempre es bueno.
Pero la cuestión es que, por lo general no se consigue de la
noche a la mañana.
Por ello, resulta interesante reflexionar sobre en qué eres bueno, para tratar de potenciarlo en tu trabajo. En lugar de tratar de
cambiarlo todo de golpe.
Sería muy difícil pasar de asesor a tomador de decisiones,
de lector a oyente, de miembro de equipo a productor individual, o de empresa
grande a pequeña, todo junto y de la noche a la mañana.
En el momento actual, puedes hacerte dos preguntas diferentes:
- ¿quién soy, qué habilidades tengo y dónde me puedo colocar para rendir más?
- ¿qué habilidades quiero desarrollar de cara a la futuro, hacia dónde quiero evolucionar y qué precio estoy dispuesto a pagar?
Confundir ambas preguntas, puede ser peligroso,
especialmente si las respuestas son diferentes, y a menudo lo son.
Con esto no te quiero desanimar ni mucho menos. Sólo
animarte a que distribuyas bien tu energía, y sobre todo, a que seas consciente
de la diferencia que puede haber entre la respuesta a las dos preguntas.
Si te ha parecido interesante, puedes seguir aprendiendo sobre efectividad de la mano de Peter Drucker o David Allen.
Y recuerda: ¡Aprende, Actúa, Avanza!